Ermita de Santa Elena y viejos bunkers de la Linea P
La Ermita de Santa Elena en Biescas es una de esas excursiones que vas dejando para otro momento no se sabe muy bien porqué y el día que por fin te animas te arrepientes de haber tardado tanto en disfrutarla.
Se encuentra a medio camino entre Biescas y el embalse de Bubal (en la carretera hacia Francia A-136). Unos 5km después de Biescas encontraremos a nuestra derecha un puente de piedra que cruza el río Gállego con una explanada que nos permite dejar el coche allí mismo (enlace de Google Maps). Se trata de un área de tierra situada entre el Valle de Tena y Tierra de Biescas.
Una vez que cruzamos el puente, avanzando unos metros, podemos elegir entre bajar al cauce del río para visitar el Dolmen de Sta. Elena a nuestra derecha o comenzar a ascender por nuestra izquierda a la peña donde encontraremos el fuerte, bunkers y ermita de Sta. Elena. Nosotros tomaremos este segundo camino.
Se trata de una carretera-pista de gravilla cerrada con una barrera (en principio no hay peligro con los coches pues no pueden pasar) que asciende suavemente haciendo zetas.
En apenas unos minutos llegaremos a la zona de los bunkers, un tramo de la llamada Linea P o Linea Pirineos. Se trata de una linea defensiva posterior a la Guerra Civil Española (aprox. 1944) cuyo objetivo era fortificarse ante una hipotética invasión desde los Pirineos. Esta linea estaba compuesta de emplazamientos para ametralladoras, cañones, morteros, observatorios y depósitos de municiones y víveres.
Aunque el tramo que podemos visitar se encuentra en bastante buen estado y se puede visitar sin mayor riesgo, es importante extremar la precaución con los niños y respetar la construcción. Los pasadizos y habitáculos excavados en la roca representan una oportunidad de juego y aventura que les encantará a los más pequeños.
Continuamos nuestro ascenso hasta alcanzar el fuerte de Santa Elena, construido en el siglo XVI, ampliado en el XVII, re-edificado en el XIX y actualmente abandonado. Domina el desfiladero, obligado paso de aquellos que cubrían la ruta Francia-España pasando por el Portalet.
Algunas de sus estancias se encuentran cerradas (parece que alguien las ha convertido en almacén) aunque la parte más antigua, derruida y conectada con la Linea P, puede visitarse con un poco de precaución. Los pasadizos en esa parte son bastante profundos, una linterna puede venir bien para la excursión.
Ya falta muy poco para llegar a la ermita, que emerge blanca e imponente entre el bosque. Aunque salvo en los días de romería (13 de junio, San Anton, y 18 de agosto, Santa Elena) permanece cerrada, en su exterior encontraremos una fuente donde refrescarnos y un área de picnic con mesas de madera ideales para merendar. Un poco más adelante hay una casa de piedra que parece funcionar como albergue.
En este enlace del ayuntamiento de Biescas puedes conocer algo más sobre la historia alrededor de la santa y características arquitectónicas de la ermita.
Justo hacia el desfiladero hay unas estrechas, húmedas y resbaladizas escaleras que esconden uno de los mayores secretos de la excursión, una curiosa cascada que cae sobre una cueva en la que podemos entrar. Aunque el espacio está muy encharcado y nos obligará a caminar haciendo equilibrios sobre las piedras para no mojarnos, la magia del lugar bien merece el riesgo. El agua se desliza por el musgo y la hierba formando una cortina de perlas brillantes de agua con unos juegos de luces maravillosos.
Rodeando la cascada por nuestra izquierda, junto al vallado de madera, podemos llegar hasta la parte trasera donde está el acceso a la pequeña cueva.
Se trata de un final de excursión majestuoso, que nos animará para iniciar el agradable descenso para volver hasta el puente del que partimos por el mismo camino de subida.
Datos de la excursión:
- Duración del ascenso: 25′ aprox
- Desnivel: 50m
- Dificultad: Muy fácil
- Edad aconsejada: cualquiera, pero a partir de unos 6 años se lo pasaran bomba y les parecerá una gran aventura.
- Lleva una linterna (o usa el móvil como tal) para poder introducirte en los pasadizos de los bunkers más profundos sin miedo.
- Mucho ojo en la zona de bunkers y ruinas con la caída de piedras, algunos muros se encuentran en bastante mal estado.
- Unas botas que resistan bien el agua nos ayudaran a correr menos riesgos en la zona de la cascada, aunque no son necesarias por la dureza del sendero.
- Merece la pena bajar hasta el dolmen si al volver te sientes aun con fuerza. El entorno es precioso.
- Con niños mayores más acostumbrados a caminar puede hacerse esta misma ruta desde Biescas siguiendo el sendero GR15 (Biescas-Ermita de Santa Elena). En este caso la ida nos llevará 1h45′ aprox.